Tipos de café: robusta y arábica
Para escoger un buen café hay que tener en cuenta la variedad, el tostado del grano y su proceso de molienda. De ello dependerá la calidad del café, su composición y sus beneficios. Tal como revela Maurizio Barbi, Coffe Master de ESSSE CAFFE podemos distinguir dos especies de café: café robusta (mayor cantidad de cafeína y sabor intenso y amargo) y café arábica (menor cantidad de cafeína y sabor más dulce y suave). Esta última, la arábica, es la que tiene mejores referencias bibliográficas en tornos a sus beneficios. Por tanto, independientemente del lugar en el que compres el café, es aconsejable que sea de la especia «arábica», aunque su coste sea más elevado, pues si eres amante del café merece la pena.
Moler el grano antes de consumir el café, la opción más saludable
¿Cual es mejor y más saludable: el café natural, torrefacto o mezcla?
Por otro lado, si tuviéramos que escoger la mejor opción lo ideal sería adquirir directamente el grano entero y molerlo en el momento en que lo vayamos a consumir. Durante el proceso de molienda, no obstante, la experta aclara que puede perder ciertas propiedades, sobre todo organolépticas, pues parte del sabor proviene de los aceites del grano. Igualmente explica que la mayoría de los cafés molidos que encontramos en el supermercado han sido mezclados con otros ingredientes o componentes sobre los que no se suele indicar su procedencia o especie y que lo hacen menos interesante a nivel nutricional. Por eso aconseja que, en el caso de que se decida comprar ya molido, es mejor escoger el café natural y no el torrefacto. «A menor grado de tueste, más propiedades aporta tanto nutricionales como organolépticas y más compuestos bioactivos contiene, lo que contribuye a que su sabor sea más suave, herbáceo y dulce. El torrefacto, sin embargo, contiene azúcar añadido con objeto de alargar su duración. Por eso su color es más oscuro y significativamente brillante».
Conclusión: el resultado final del torrefacto es un café de mala calidad, menos apreciado y con más acrilamida (muy presente, por cierto, en el café soluble). Por eso si queremos optimizar a nivel nutricional las propiedades del café es mucho mejor que sea un tostado natural y no un torrefacto o mezcla (un paquete en el que encontramos parte del «natural» y parte de «torrefacto».
El torrefacto consiste en tostar el café añadiendo una mezcla de azúcar o jarabe, de modo que se le impregna a los granos en el tostado y de ese modo se conserva más tiempo. Pero el resultado final obviamente es un café de mala calidad, menos apreciado , pero se obtiene un mayor rendimiento. Si queremos optimizar a nivel nutricional las propiedades del café, es mucho mejor que sea un tostado natural. Como es fácil de deducir, el «mezcla» es un paquete en el que encontramos parte del café natural, y parte torrefacto.